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La Leyenda de Tar En-Hâr

Corría el rumor de que los tesoros más valiosos se escondían en la Torre de Bravia, una fortaleza impenetrable en Ámbar. Sin embargo, el pirata Tar En-Hâr era conocido por su habilidad para infiltrarse en los lugares más fortificados y robar lo que deseara.


Tar se embarcó en una peligrosa misión hacia la Torre de Bravia. Con su tripulación leal y experta en la lucha, navegó con determinación hacia su objetivo final.

La Torre de Bravia se alzaba imponente ante ellos, desafiante y amenazante. Pero eso no intimidó a Tar, pues él estaba decidido a arrebatarle a la torre su más preciado tesoro. Con habilidad y astucia, Tar dirigió a su tripulación a través de los intrincados pasillos, superando trampas y guardias que no eran de este mundo.


Finalmente, llegaron a la cámara del tesoro, donde un artefacto oscuro reposaba en un pedestal, irradiando un aura de misterio y poder. Atraído por su energía, Tar extendió su mano temblorosa y agarró el artefacto. En el instante en que lo hizo, su mente y cuerpo se llenaron de un poder desconocido. Las oleadas de magia oscura lo envolvieron, otorgándole fuerza sobrehumana, astucia inigualable y la habilidad de controlar las sombras a su antojo.

Sin perder tiempo, Tar y su tripulación se abrieron paso a través del caos dentro de la torre, luchando contra los guardias con su nuevo poder sobrenatural. La noticia de la osadía de Tar se extendió rápidamente por todo Omnia, aumentando aún más su leyenda. Los reinos que antes lo consideraban simplemente un ladrón de tesoros se dieron cuenta de que ahora tenían que enfrentar a un pirata imbuido de un poder tremendo.


Armado con el artefacto, Tar surcó los mares, saqueando a su paso cada navío que se atrevía a desafiarlo. Su tripulación creció en número, convirtiéndose en una de las más temidas y respetadas de Omnia. Tar se convirtió en sinónimo de poder, fama y fortuna.

Sin embargo, el oscuro artefacto que tanto poder le había otorgado también empezó a cobrar su precio. La sombra que lo rodeaba se volvió más espesa, eclipsando su luz interior y convirtiéndolo en un ser cada vez más solitario y distante. Tar comenzó a darse cuenta de que el poder que había obtenido tenía un precio demasiado alto.


Con el corazón pesado, Tar decidió poner fin a su búsqueda desmedida de poder. Arrojó el artefacto a las profundidades, liberando la magia oscura que lo había afectado durante tanto tiempo. Sin embargo, el artefacto reclamó a Tar, a su navío y a gran parte de la tripulación sumergiéndose en un terrible remolino.

La leyenda de Tar se mantuvo viva y su historia sirvió como advertencia a aquellos que buscaban riquezas y fama desmedida

.

Muchos dicen que la mar guardó aquel artefacto para que nadie pudiera volver a usarlo nunca, pero unos pocos creen que el barco de Tar se hundió no muy lejos de la costa y que uno de los supervivientes guardó el oscuro artefacto y se refugió tras los muros de Eurequia.


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