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Cartas de Jolie #13: 338 d.C

El tiempo ha sido testigo de la devastación que ha dejado a su paso, y cada vez se hace más claro que no solo las personas y los reinos han sido destruidos. La tierra misma está enferma, corrompida que la consume lentamente, arrasando con todo lo que alguna vez fue fértil y vivo. Los campos que una vez dieron vida a nuestras cosechas ahora son solo terrenos estériles, llenos de sombras y susurros oscuros. Las aguas que fluían con vitalidad se han vuelto turbias y venenosas. Todo está al borde de la descomposición.


Durante meses, he dedicado mis esfuerzos a investigar, a buscar respuestas sobre cómo podríamos restaurar lo que hemos perdido. 

He comenzado a estudiar antiguos textos arcanos y consultas con magos y eruditos en Ámbar. La magia oscura que corrompe las tierras es tan antigua y poderosa que lo que una vez funcionó podría no ser suficiente ahora.


He ordenado mis propios estudios sobre las antiguas artes de la purificación, buscando la clave para restaurar la vida. Pero hay algo en mi interior que me dice que este camino es largo y no tengo una habilidad superior para ello.


Val’sacer como lo conocíamos no existe. El sentimiento que desemboca la palabra Val’sacer ha llegado a algo más profundo. Mis leales no solo pueden pertenecer a Eurequia, Taure Echya o incluso Valeria, sino que son parte de un ideal político que rompe lo establecido. Una avanzadilla fuerte que es capaz de todo.


Jolie Lyssenfleur

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